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Los cultivos que alimentan a las personas se ven afectados por enfermedades que las debilitan, plagas que las consumen o malezas que compiten por los recursos.
De la misma manera que existen medicamentos específicos según el tipo de afección, los plaguicidas se dirigen a objetivos específicos: fungicidas para enfermedades, nematicidas contra los nemátodos, y herbicidas contra las malezas.
Phytophthora infestans, una enfermedad que causó la hambruna de la papa en Irlanda en 1850, sigue siendo una enfermedad clave en la actualidad, especialmente en condiciones climáticas cálidas y húmedas.
Los nematodos afectan las raíces de los cultivos. Los expertos estiman que el 12 % de los cultivos en todo el mundo se pierden por la infestación de nematodos, lo que representa una pérdida de alimentos por valor de US$ 100 mil millones.
Una amplia variedad de malezas compite con las plantas cultivadas por nutrientes, agua y luz. Algunas malezas de hoja ancha importantes y difíciles de controlar incluyen la hierba trampa (Gallium aparine), el melde (Chenopodium album) o el cardo maldito (Cirsium avensis); otros son pastos, como pasto negro, pasto verde (Elymus repens) [imagen] o pasto centeno (Lolium arundinaceum), por nombrar solo algunos.
Las personas aficionadas a la jardinería o que tienen una huerta casera, también se encuentran con estos problemas. Si sus tomates o rosas están dañados por plagas o enfermedades fúngicas (que a menudo aparecen como moho), pueden usar un remedio casero o, simplemente, eliminar las plagas manualmente y esperar a ver si funciona. Los agricultores no pueden arriesgarse. Tanto ellos como los consumidores dependen de la calidad y cantidad de los productos que cultivan.
Estos pueden ser productos químicos (a los que más se asocia el nombre “plaguicidas”) o biológicos (“bioplaguicidas”), o incluir insectos beneficiosos que se alimentan de las plagas. Para proteger las plantas de las malezas, también se pueden utilizar métodos mecánicos. Estos incluyen el deshierbe manual o el arado con máquina.
Los sistemas de manejo integrado de cultivos, que incluyen la rotación de cultivos, así como el uso de variedades menos susceptibles a plagas o enfermedades, pueden ayudar a evitar infestaciones o el establecimiento de malezas en primer lugar, reduciendo así el uso de plaguicidas.
Los depredadores naturales como las mariquitas pueden ayudar al comerse los pulgones.
Arar la tierra de cultivo puede ayudar a reducir las infestaciones de malezas.
Una variedad de trigo menos susceptible a los pulgones.
El pesticida que aplicas a tu cultivo.
Los sistemas de rotación de cultivos evitan la acumulación de patógenos.
A menudo, la gente piensa que “agricultura orgánica” significa “sin plaguicidas” o “sin químicos”. Sin embargo, los agricultores orgánicos pueden usar diversos plaguicidas naturales en sus cultivos. Entonces, ¿qué significa la agricultura orgánica? Significa que los pesticidas aplicados en tales sistemas orgánicos deben derivarse de fuentes naturales, por ejemplo: bioplaguicidas, cobre o azufre.
En Bayer, estamos comprometidos y fomentamos la diversidad en las prácticas agrícolas y reconocemos la importancia de combinar diversas prácticas agrícolas.
Los alimentos convencionales y orgánicos son igualmente nutritivos, como confirmó una revisión exhaustiva de la Universidad de Stanford. Se probaron varios cultivos durante cuatro décadas y comer alimentos orgánicos no proporcionó beneficios nutricionales ni para la salud en comparación con los alimentos convencionales.
Las investigaciones muestran que los beneficios de llevar una dieta saludable superan cualquier riesgo percibido de residuos de pesticidas en los alimentos. Los residuos se encuentran tanto en alimentos orgánicos como en alimentos convencionales; sin embargo, estos son insignificantes en comparación con las toxinas naturales que se encuentran en las plantas que comemos.
Smith-Spangler, Crystal, Margaret L. Brandeau, Grace E. Hunter, J. Clay Bavinger, Maren Pearson, Paul J. Eschbach, Vandana Sundaram, et al. “Are Organic Foods Safer or Healthier than Conventional Alternatives?: A Systematic Review.” Annals of Internal Medicine 157, no. 5 (September 4, 2012): 348–66. https://doi.org/10.7326/0003-4819-157-5-201209040-00007.
OERKE, E.-C. “Crop Losses to Pests.” The Journal of Agricultural Science 144, no. 1 (2006): 31–43. https://doi.org/10.1017/S0021859605005708.
“Savary et al. – 2012 – Crop Losses Due to Diseases and Their Implications.Pdf,” n.d. Savary, Serge, Andrea Ficke, Jean-Noël Aubertot, and Clayton Hollier. “Crop Losses Due to Diseases and Their Implications for Global Food Production Losses and Food Security.” Food Security 4, no. 4 (December 2012): 519–37. https://doi.org/10.1007/s12571-012-0200-5.
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